jueves, 28 de julio de 2011

La seudonimia en la literatura apocalíptica

La semana pasada comenzamos estudiando las características de la literatura apocalíptica. En esa oportunidad estudiamos el tema principal de dicho género literario, hoy nos ocuparemos de su carácter seudónimo.
  • El carácter seudónimo de la literatura apocalítica.
Todos los libros apocalípticos utilizan la seudonimia. Es decir la práctica que consiste en atribuir obras literarias a nombres supuestos, recurso muy difundido en el mundo antiguo.

El Apocalipsis de Enoc, Pedro, Abraham, Tomás, Siríaco de Baruc, La Asunción de Moisés, libro de los jubileos (atribuido a Moisés), el testamento de los doce patriarcas... y todos los demás que se supone forman un cuerpo de 45 textos apocalípticos, son inequívocamente seudónimos. En otras palabras, un grupo de redactores elaboraron esos escritos y le dieron paternidad utilizando nombres de grandes personalidades de la historia judía.

Este recurso era aceptado por los destinatarios de los libros, pues ellos sabían perfectamente que los hombres célebres, supuestos autores, ya habían muerto. Es más, la seudonímia servía para darle una mayor validez y aceptación entre la comunidad receptora de esta literatura.

La pregunta es: ¿Si los libros de corte apocalíptico son seudonímicos, el Apocalipsis bíblico también lo es?

Es una pregunta difícil de responder, pero desde mi punto de vista el apocalipsis bíblico es el único que tiene una paternidad auténtica. Para esto sí me defino perteneciente a la escuela de pensamiento tradicional de Justino Mártir, que creyó en la autoría juanína del apocalipsis allá en el siglo II de nuestra era. No obstante, Dionisio, un obispo de Alejandría en siglo III, comparó el lenguaje, estilo y la línea de pensamiento con los demás escritos del apóstol Juan y concluyó que no era posible que éste fuera obra de él en razón de no ser igual. Pero el argumento que bota esa conclusión es que los géneros literarios son diferentes y por lo tanto el lenguaje debe ser diferente. Además, Juan se menciona a sí mismo 4 veces, por lo tanto no hay duda que él es el autor.

Lo importante no es tanto conocer quién fue en realidad el autor, sino conocer lo que el Señor quiere decirnos a través de este maravilloso libro, pero estos detalles sin duda nos abren un panorama más amplio para comprender su mensaje.

El estudio del apocalipsis es muy interesante, y conocer estos detalles es apasionante. Espero que a ustedes también les apasione este libro y su estudio, que a lo largo de mucho tiempo (los jueves) trataremos de seguir escudriñando y extrayendo enseñanzas que abonaran a nuestra vivencia íntima y diaria con el Señor.

jueves, 21 de julio de 2011

La literatura apocalíptica

Para sorpresa de algunos, nuestro maravilloso libro del apocalipsis bíblico, no es el único en su género. En realidad hay todo un conjunto de expresiones literarias que expresan a través de símbolos y metáforas, el tiempo en que el pueblo judío fue oprimido por los helénicos y los romanos. A esos escritos se les ha llamado: "Literatura Apocalíptica".

En esta oportunidad, abordaremos una de las características de la literatura apocalíptica, a la cual es pertenece nuestro libro de estudio en este blog. La característica es el tema general de la literatura apocalíptica. En los siguientes jueves seguiremos con las demás características.

  • Tema general de la literatura apocalíptica. 
El tema de la literatura apocalíptica es siempre el bien imponiéndose sobre el mal. Pero no se trata de simples relatos o visiones llenos de una esperanza barata en la que se le hace creer al lector que puede evadir su mundo y soñar con uno mejor.

Al leer la literatura apocalíptica no solo nos ponemos a soñar, sino a creer que más pronto de lo que sospechamos el bien exterminará el mal. No así las excelentes novelas literarias que al leerlas quedamos impactados y fascinados, soñando vanamente con un mundo mejor, pero eso solo es ficción. La literatura apocalíptica es verdad.

El libro de oro apocalíptico, así le llamo al apocalipsis bíblico en razón de ser el mejor en todos los sentidos, nos da una esperanza inigualable, nos muestra que Cristo le dará fin a las travesuras de Satanás. Nos enseña que por fin el dolor pasará y el bienestar será el que reine. Nos da la confianza en que un día vendrá en su parusía (segunda venida de Jesús) y todo será mejor. Pero también nos anima a creer que en el aquí y ahora Dios tomará cartas en los asuntos que aquejan nuestras vidas, y nos dará una salida favorable para que estemos mucho mejor.


El tema general es producto de la opresión judía de parte del imperio griego y luego del imperio romano durante el siglo primero (y también antes de ese siglo). Los judíos anhelaban una intervención divina que les diera la libertad e independencia de los imperios opresores que habían conquistado Palestina. De eso escribían en los libros de carácter apocalíptico.

La esperanza judía era que el mesías no solo fuera un líder religioso, sino también un líder político que utilizara la fuerza para liberar al pueblo, pero Jesús, el verdadero mesías, no mostró interés en rebelarse contra el imperio. Y eso frustró a muchos. Y respecto a esto, podemos reflexionar en la siguiente interrogante: ¿No será que nosotros estamos como los judíos, pensando que Jesús debe adaptarse a nuestras necesidades?

A veces, el que Jesús no bendiga ciertos proyectos o no respalde nuestros planes, nos frustra porque pensamos que él no está con nosotros. Pero lo que no hemos pensado es que no se trata de nuestras necesidades, sino de sus propósitos. Al final, sus propósitos siempre son de bendición, aunque quizás no de la menera en que esperabamos.

Volviendo a la esperanza judía, el que Jesús no incitara una rebelión, no significaba que Dios no quería que su pueblo fuera liberado. Al contrario, sí lo quería, pero su plan era liberar las almas de la condenación eterna y luego, en la parusía, liberarlos del yugo opresor.
El plan de Dios es primero liberar las almas de la condenación eterna, y luego de todo yugo opresor aquí en la tierra. Nunca al contrario.
Esta ultima afirmación choca contra la teología de la liberación. Ella enseña que Dios quiere la liberación de todo lo que pueda oprimir a los pobres. El problema es que le da tanto énfasis a eso, que descuida el aspecto espiritual y eterno de las personas pobres. Pues la mayor pobreza que pueda tener una persona es vivir en la miseria del pecado, y por ello necesita urgentemente la liberación de su condena, para luego recibir la liberación de lo que le oprime aquí en la tierra. ¿Pero qué opina usted?

El siguiente jueves conoceremos y reflexionaremos en torno a otra característica de la literatura apocalítica.

Suplemento:
Si quieres conocer y leer otros apocalipsis, puedes descargar desde este blog: "El apocalipsis de Enoc". Es gratis.

Click aquí para descargar el documento

Aunque no es canónico, ni inspirado por Dios, es bueno leerlo para tener un panorama más amplio de la literatura apocalíptica.

Espero tus comentarios sobre esta entrada del blog. Bendiciones!